martes, 12 de mayo de 2015

HOLOKAUSTO 3.

Ella era triste, muy triste.
Y estaba sola, muy sola.
Y le encantaba bailar por las noches
y saltar los charcos
por si caía en uno de culo
y así tenía la mejor excusa para llorar.

Ella era la sonrisa más bonita
que habían hecho desaparecer jamás.
Era el punto final más perfecto
de cualquier poeta sin musa.

Tenía un cuento guardado
que siempre contaba
que decía algo de que las personas reales
nunca son feas, porque aman
y el amor es la mentira más bella de todas.

Decía siempre que ella no tenía problemas,
que si los problemas tenían solución no eran problemas
y que si no la tenían, tampoco,
porque entonces no merecía la pena preocuparse por ellos.

Era la barra vacía de cualquier bar,
la chica triste del vagón del metro
la risa tonta de la noche
el beso fugaz de antes de dormir.

Y nunca tenía miedo,
ni lloraba.
Porque llorar es de débiles
y tener miedo, de cobardes.

Y no era nada de eso,
ella era la persona más fuerte que conocí nunca.
Era valiente, como nadie.
Era la historia más triste
que cualquier escritor hubiese pagado por ella.

Y tenía unas ojeras increíblemente hermosas,
tanto que pagaría por ser el causante de ellas.
Y es que para ella dormir era aburrido,
sólo quería pensar, y olvidar.

Y es que habría matado por verla reír
pero en realidad me encantaba pensativa.
Adoraba su retorcijón de pelo
Y el brillo de sus ojos
cuando solucionaba algo.

Nadie querría estar en su piel,
ella era triste y estaba sola,
pero lo que no sabían era que le gustaba,
que era feliz con nada,
y hacía magia con poco.

Y era capaz de desaparecer
en las calles más vacías.
Era capaz de causar catástrofes
con un sólo pestañeo.

Y se hacía querer,
pero querer de esta forma que duele,
que no te lo quieres creer,
y algunos aún no se lo creen.

Ella era triste, muy triste.
Y estaba sola, muy sola.
Y yo me enamoré de su tristeza
y me perdí en su soledad.
Y ella se hizo lluvia
y se alejó, así, sin avisar.

Ella era mi historia,
su historia era yo.
Era perfecta, demasiado
y su único defecto, quizás,
era yo.

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